¿Diseño
Gráfico?... ¿Por qué?...
Recuerdo que la primera noción que tuve de lo que quería “ser de grande”
fue astrónoma. Y hoy, después de más de 10 años, me preguntó por qué. No lo sé
en realidad.
Llegué a la secundaria con la intención de conocer más acerca del mar;
de los seres que habitan en él, de las corrientes, las temperaturas, los
oleajes. Sí, Biología Marina parecía ser la indicada. Acabo de buscar el plan
de estudios en internet de nuevo; no era una mala opción.
Preparatoria… ¿Arquitecta? No lo sé. ¿Ingeniera Ambiental? Podría ser.
Área dos, Ciencias Biológicas y de la Salud. Creí haber encajado al 100%; una
niña excelente para las matemáticas, buena para comprender y memorizar
conceptos, apasionada por aprender acerca del área. Nos da como resultado…
Medicina tal vez.
Llegó el momento de elegir. ¿Medicina? No, algo distinto, que pueda
contribuir tanto al medio ambiente como al ser humano. Ingeniería en
Biotecnología; sí, entremos y veamos qué tal.
Las semanas pasaban y no veía para cuando me empezaría a emocionar o a
apasionar. De pronto supe que mi vida no giraría en torno a un laboratorio, ni
a permanecer encerrada en uno por largas horas, no sólo aislando bacterias sino
a mí misma del mundo macroscópico.
Me equivoqué, no era para mí, y
lo supe desde los primeros días. Fue momento de aprovechar el tiempo y meditar.
Pasaron tantas cosas por mi mente: desde Arquitectura de nuevo, Comunicación,
Diseño de Interiores, hasta Gastronomía. Pero la que más me llamaba era el
Diseño Gráfico. No me pregunten la razón, porque hasta ahora no tengo una
explicación clara. Es de esas señales que pican y que no se te van de la
cabeza.
Regina: área dos, excelente estudiante… ¿Diseño Gráfico? ¿De verdad? Eso
es lo que le suelen decir a una después de su muy buen trayecto escolar. He
escuchado cómo se menosprecian a las carreras que tienen que ver con el área de
Sociales, Artes y Humanidades. Y no niego que alguna vez he llegado a pensar si
acerté al decidir tomar este camino; las dudas ajenas te hacen dudar. Pero eso
es parte de lo que me ha hecho más fuerte y me ha dado las fuerzas y las ganas
para demostrarme a mí y a todos los demás que sí se puede.
Ni el diseño ni yo sabíamos a que nos enfrentábamos. Soy una diseñadora
gráfica en proceso cuyos hemisferios cerebrales funcionan de forma equitativa;
50% analítica y 50% creativa. Soy una diseñadora gráfica en formación que no
imaginaba lo que se iba a encontrar en este camino, en el que por suerte,
descubrí que no es cierto esa generalización que afirma que los diseñadores no
estudian tanto, que no dan una en matemáticas, que sólo les gusta dibujar y que
nunca fueron buenos para la escuela. Si alguien me hubiese prevenido de los
famosos bloqueos creativos (esos “no se me ocurre nada”) que iba a tener, puede
ser que no estaría aquí hoy. Sin embargo, no he quitado el dedo del renglón, he
sido valiente y mis dos hemisferios se han enfrentado y, en muchas ocasiones,
han terminado por unirse para generar buenas ideas.
Es así que este blog inicia con
la intención de compartir el día a día de una diseñadora gráfica en proceso, de
una comunicadora comercial creativa que argumenta cada entrada de este blog;
una diseñadora gráfica desde sus inicios, cuando no sabe con certeza hacia
dónde va, hasta el final, en el que espera estar consolidada y llamarse a sí
misma orgullosamente: Diseñadora Gráfica.