Después de la creación de un logotipo propio, la idea fue aplicarlo a algún formato útil. ¿Qué mejor soporte que una tarjeta de presentación para introducir tanto tu logotipo, como tú como diseñador gráfico al mundo laboral?
Como se ha mencionado en entradas anteriores, es normal que en un principio el diseñador gráfico en proceso se vaya por diseños trillados, lo cual no es precisamente malo sin embargo muchas veces se cataloga como falta de originalidad, lo cual es cierto. Sin embargo, como también ya se ha aclarado, poco a poco el diseñador gráfico en proceso va buscando un estilo propio hasta que al final se consolida como un diseñador gráfico exitoso y sobretodo diferente a los demás.
No creas que lo anterior es por justificar los buenos o malos diseños que has visto en las diferentes entradas de este blog; si aclaro situaciones como la anterior es por aconsejarte y darte esa confianza que a muchos nos hace falta en un principio ya sea por el miedo a fallar o simplemente por pensar de forma extremadamente lineal en ocasiones, pues a fin de cuentas es lo que siempre se nos enseñó a hacer en la vieja escuela.
En fin, regresando al propósito de esta entrada... Las tarjetas de presentación en el mundo de los negocios son imprescindibles y de suma importancia, ya que como su nombre lo menciona, es la carta de presentación de una persona. Fue así que la aplicación del logotipo tipográfico resultó sumamente útil para la fabricación de dichas tarjetas; dos propuestas fueron presentadas, y fueron creadas a partir de ciertos cambios y adaptaciones aplicadas al logotipo que viste en la entrada anterior.